miércoles, 30 de abril de 2014

Los monocultivos incendian Chile



 Los monocultivos incendian Chile
Alfredo Seguel

El incendio ocurrido en Valparaíso es un claro ejemplo de lo que ocurre en diversos puntos del centro sur de Chile, con respecto al enorme riesgo que generan los monocultivos de plantaciones industriales de pinos y eucaliptos (y acacias también, en zonas más centrales). El puerto está rodeado de estas especies y son causa directa de fuego del que fueron víctimas miles de habitantes que perdieron todo.

“Uno de los principales factores de riesgo del sector corresponde a la gran cantidad de plantaciones forestales y quebradas colindantes, debido a que los incendios de origen forestal avanzan por las quebradas, que funcionan como verdaderas chimeneas, hasta llegar a zonas urbanas”, señala el diario electrónico El Desconcierto, que agrega: “Cada año vemos cómo, principalmente en las regiones centrales de Chile, cientos de incendios forestales consumen miles de hectáreas de plantaciones y bosques, y en ocasiones la vida y hogares de personas. Esta vez, el foco del incendio que arrasó brutalmente los cerros de Valparaíso se encuentra rodeado por las plantaciones forestales pertenecientes a la empresa Forestal Valparaíso S.A”.

El Estado chileno, junto a empresas ligadas al negocio de la madera, son responsables de los mega incendios que ocurren en este tiempo en Chile. En primer lugar, porque introdujeron en los diversos territorios especies exóticas como el pino y los eucaliptos, que secan las tierras, succionan las napas subterráneas y generan verdaderos desiertos donde, sumado a las temperaturas y la resequedad de sus estructuras, principalmente de los pinos, se vuelven un peligro constante para focos de incendio.

No es casualidad que casi la totalidad de los siniestros surjan en medio de plantaciones forestales de pinos y eucaliptus. Monocultivos de una misma especie, plantados a una razón de mil 600 árboles aproximados por hectárea, extraen enormes cantidades de agua, y secan y erosionan el suelo como consecuencia de la destrucción y desplazamiento total o parcial del bioma original de pradera, bosques y/o montes destinados a la extracción forestal. Esto a la larga se traduce en la disminución de las napas freáticas –producto de las diferencias en la masa de follaje sobre la tierra, el sistema radicular, la tasa de crecimiento, el consumo de nutrientes, las relaciones e intercambios con la atmósfera y la alteración de los ciclos de nutrientes, de energía, de carbono y de agua–, y deja a su paso un rastro de problemas sociales, como el deterioro de suelos agrícolas contiguos, la emigración rural, conflictos por tierras y aguas (por lo general antiguamente utilizadas por el pueblo mapuche en el centro sur de Chile), empleos de mala calidad y cuestiones ambientales, como la erosión y contaminación de suelos, pérdida de biodiversidad, fragmentación de ecosistemas y deterioro del paisaje, entre otros.

El Desconcierto agrega que “además, especies como el pino segregan trementina, una sustancia inflamable que con la exposición al calor puede propagar o iniciar incendios. Se suman a esta situación los nulos resguardos, tales como cortafuegos con dimensiones acordes a la realidad nacional, donde cerca de 2.9 millones de hectáreas de plantaciones forestales se encuentran entre la región de Valparaíso y la Araucanía, donde un 68 por ciento corresponde a monocultivos de la especie pino (Pinus radiata) y 23 por ciento a eucalipto (Eucalyptus spp.). En Canadá, país forestal por tradición, los cortafuegos miden 1.6 kilómetros de ancho, mientras que en Chile se confunden con las vías de saca (caminos utilizados para sacar los troncos talados en camiones)”.

Existe una ofensiva de sectores de la industria forestal y políticos por aumentar las plantaciones, que superan las 3 millones de hectáreas, y pretenden doblarlo contra todo sentido común. Cabe recordar que en la temporada estival del 2012 se desataron diversos incendios sobre miles de hectáreas entre las regiones del Bio Bio y la Araucanía, actos criminales cuyos responsables son las empresas y el Estado chileno. Esto tuvo como consecuencia la muerte de siete brigadistas de la empresa Forestal Mininco en la zona de Carahue, cerca de 250 casas destruidas en diversas zonas, un hombre muerto por negarse a una evacuación, entre varias otras, mientras los empresarios y el gobierno de turno intentaron culpar a móviles mapuche.

Valparaíso, rodeado de inflamables plantaciones

Valparaíso está rodeado de estas plantaciones, que colindan con sus cerros y poblaciones. El riesgo sigue. Mary T. Kalin Arroyo, premio nacional de Ciencias 2010 y directora del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) de la Universidad de Chile, publicó recientemente en el diario La Tercera: “Un aspecto poco mencionado (con respecto al incendio en el puerto) es la composición de la vegetación natural de las colinas de Valparaíso, que es el típico matorral chileno, si bien inflamable, no tanto como especies exóticas (eucaliptos, pino y acacia) que han sido sembradas en la zona. El Eucalyptus globulus es considerado una de las plantas más pirofíticas del mundo. Las hojas contienen compuestos volátiles que localmente producen incendios explosivos. Una vez encendida, la corteza se desprende, produciendo focos adicionales. Los pinos tienen un alto contenido de resina en las hojas. La Acacia delata, que es común en Chile central, está incluida en la lista de plantas más inflamables de Tasmania, de donde es nativa”.

La académica Kalin Arroyo sostiene que “similares tragedias se han vivido en California (Estados Unidos), donde también se encuentra mucho eucalipto, pino y acacia. Por ejemplo, un incendio en la vecindad de Oakland en 1991 destruyó más de 3 mil casas, con 25 vidas perdidas. Hoy está en marcha un programa para remover eucaliptos, pinos y acacias de mil hectáreas, con la idea de reemplazar dichas especies por especies nativas. El costo del programa es de 5.6 millones de dólares, monto que evidentemente es mínimo comparado con los 1.5 billones de dólares (1.5 mil millones) del daño físico causado por el incendio, sin hablar del incalculable impacto emocional…Hay que sacar lecciones”.

El autor es periodista y colaborador de Mapuexpress.

catedralibreallende@gmail.com

lunes, 14 de abril de 2014

Valparaíso en un manto de tristeza

El Congreso Nacional, atrás Valparaíso en llamas


Sebastián Gray, presidente del Colegio de Arquitectos:

“El incendio es resultado de una completa irresponsabilidad que se ha ido acumulando con el paso de los años”

El representante del gremio que agrupa a los arquitectos explica por qué Valparaíso ardió en llamas durante horas, sin que las autoridades pudieran activar un plan para controlar el siniestro. Dice que el Estado abandonó a su suerte a los municipios, por lo que los más pobres no tienen recursos para enfrentar las catástrofes. También responsabiliza al municipio de la ciudad: “Por muchos años no previó ni tomó las acciones necesarias para prevenir y evitar la propagación de un incendio, y tampoco las condiciones para actuar de forma rápida cuando éste ya está desatado”, asegura Gray.

por Nicolás Sepúlveda 

Los vecinos afectados por el gigantesco incendio que afectó al menos a siete cerros de Valparaíso durante el fin de semana, acusan que muchos de los grifos del lugar no tenían agua. Mientras las llamas se expandían sin control, azuzadas por el fuerte viento sur, bomberos no podía entrar a todos los lugares. Las calles eran muy estrechas o simplemente no había calles.
El presidente de Colegio de Arquitectos, Sebastián Gray, asegura que hace más de 40 años Valparaíso creció sin control por encima del Camino Cintura. Acusa que el municipio de la ciudad no tiene planes de contingencia adecuados y que se ha dedicado a regularizar construcciones que no cuentan con un buen diseño. El ancho de las calles, y el diseño público en general, ha quedado al arbitrio de los habitantes del puerto, pariendo una geografía caótica que no aguanta a los vehículos de emergencia.
Gray asevera que, históricamente, el Estado ha aprendido de las tragedias para perfeccionar sus programas preventivos y de emergencia, y señala que es lo que debiera de ocurrir tras el desastre en Valparaíso: “Tiene que pasar una desgracia tan gigantesca como esta para que el Estado de Chile de un salto hacia el futuro y se planteen las cosas de una manera distinta de como las venía haciendo por décadas. Es parecido al efecto de un terremoto. Con cada terremoto grande en la historia de Chile, la norma se fue perfeccionando. Es posible que con este enorme desastre, se les exija a los municipios la debida previsión y se pongan a disposición de los municipios pobres los recursos necesarios para generarla”.
-Desde el punto de vista arquitectónico ¿Cómo se explican los constantes incendios en Valparaíso?
-Son varias respuestas. Una tiene que ver con las condiciones naturales de Valparaíso, de su parte alta. Otra tiene que ver con la manera como se ha ido asentando la población, que es un asentamiento informal, en el sector de Valparaíso alto. Otra respuesta tendría que ver con las previsiones que han tomado las autoridades a lo largo del tiempo para prevenir y después combatir estas emergencias. Son esos tres aspectos y dimensiones distintas de un mismo problema.
-No son sólo incendios, a Valparaíso también lo afectan aluviones, roturas de matriz de agua…
-Las catástrofes que tienen origen natural, aunque sean gatilladas por un acto del hombre, todas tienen factores en común. Cuando me hablas de aluviones, te diría que tiene que ver con el entorno de Valparaíso, con cómo se hicieron los asentamientos y con cómo la autoridad se prepara. Se ha permitido que se acumule basura combustible en las quebradas. Este incendio se propagó, según entiendo, por las quebradas entre los cerros. El asentamiento informal significa que el trazado urbano no está hecho a la medida de la seguridad de la gente que vive ahí. El ancho de las calles, las curvas, la accesibilidad de vehículos pesados, como los carros de bomberos. Lo que va a ocurrir a continuación con la remoción de escombros, todo tiene que ver con la planificación urbana. El abastecimiento de agua, para surtir grifos, también es planificación urbana. Hace tiempo Valparaíso fue precursor de los asentamientos de agua para enfrentar los incendios.
Valparaíso siempre tuvo problemas con los incendios. Muchas construcciones, las antiguas casonas de estilos inglés y alemán, son de madera. Todas las casas de los cerros son de madera. Los incendios han formado parte de su historia. Hay que recordar que el primer cuerpo de bomberos de Chile estuvo fundado en Valparaíso, son los bomberos junto con el municipio de la ciudad quienes inventan un sistema de provisión de agua para grifos que partía de un enorme estanque de almacenamiento de agua, que todavía está en la puntilla del cerro Cárcel. Este estanque acaba de ser objeto de un concurso de arquitectura. Ese fondo se va a transformar y se va a volver a ocupar, esto se hará con fondos estatales. Este sistema se inventó hace 100 años. En ese tiempo había preocupación por este tema.
-¿Qué pasó con el paso de los años?
-Ha escapado del control de las autoridades. La ciudad creció por muchos años, 40 o 50 años, sin orden aparente hacia arriba del camino cintura, de manera improvisada. Mucho de lo que se quemó ahora fue en su origen tomas de terrenos, tomas que después fueron regularizadas. En estos 40 años, la ciudad, además de formalizar los títulos de dominio de la tierra, no ha hecho mucho más. No ha mejorado la calidad y el ancho de los caminos y mucho menos del espacio público. No ha tomado medidas para evitar que la gente construya en zonas de riesgo, como las quebradas y sus bordes, y tampoco zonas de provisión de agua. Pero más allá de eso, Valparaíso no tiene preparado un plan de contingencia. No tenía a todos los bomberos preparados para entrar en esos cerros, para desenvolverse. No sabían por dónde circular ni por dónde sacar el agua. Nada de eso se había pensado de antemano. Tal y como pasó con el terremoto del 2010, en Valparaíso no se ha hecho una planificación. Lo del fin de semana es resultado de una completa irresponsabilidad que se ha ido acumulando con el paso de los años. No sólo el municipio es pobre materialmente, sino también a nivel de planificación.
-¿Se cumple con la norma en la construcción de casas en Valparaíso?
-Las casas están regularizadas; el problema no es con la calidad de la construcción. Uno mira las imágenes y aunque hayan sido construidas por sus propios propietarios, no son malas casas, al contrario. Lo que se perdió es bastante valioso, viviendas bien hechas, buenos cimientos, buenos techos. Pero un incendio pasa por encima de todo, da lo mismo que la casa este bien hecha. El problema es con el diseño urbano, el trazado de las calles, su tamaño, las veredas, las vías de escape, el espacio público, los grifos, la luminaria.
-¿Se puede hablar de abandono del Estado?
-Desde hace mucho tiempo el Estado ha jugado un rol secundario en el desarrollo de las comunas. Ellas han sido dejadas a su propia suerte. Las más ricas tienen mejor suerte, y las más pobres tienen peor suerte. Valparaíso ha sido pobre hace mucho tiempo, por razones históricas y por razones de administración pública. Es una vergüenza que la empresa portuaria de Valparaíso no le aporte, por medio de impuestos, ni un solo céntimo a la ciudad. En muchas ciudades puerto del mundo, los puertos les pagan tributo a sus ciudades por el uso que hacen de la ciudad, y por el desgaste que conllevan. El Estado deja a las ciudades a la suerte de sus municipios. Son ellos los que hacen los planes reguladores. Si el municipio no tiene capacidad logística, o capacidad ideológica cultural para hacer un buen plan regulador, este será malo. En el caso de Valparaíso es tan malo, que le siguen construyendo torres de 20 pisos. Y eso es culpa del plan regulador.
-¿Podría tener consecuencias esta tragedia en la denominación de patrimonio de la humanidad que la Unesco hizo de una parte de la ciudad?
-Mucha gente se debe estar haciendo esa pregunta. Unesco es un organismo con altura de miras. Yo estoy seguro que Unesco espera que Valparaíso logre sus metas, estos accidentes, estas desgracias, ponen en evidencia la debilidad institucional del país; pero, por otra parte, se entiende que las ciudades y los países necesitan plazos largos para lograr sus metas. Yo creo que va a quedar como un dato el hecho de que la ciudad se incendió y la autoridad no estaba debidamente preparada para afrontar un desastre de esta magnitud. Pero no sé si eso se traducirá en un castigo a Valparaíso. Aunque sólo una parte de él es patrimonio de la humanidad, se dijo que es el concepto tras la ciudad lo importante.
-Pensando en la tragedia, ¿de quién es la responsabilidad?
-Hay dos responsables, uno ante la ley que es el autor del incendio: eso es un hecho de la causa. El segundo responsable, y a ese sí que hay que perseguirlo con mayor inteligencia, es el municipio, por las razones que ya expliqué. Porque por muchos años no previó ni tomó las acciones necesarias para prevenir y evitar la propagación de un incendio, y tampoco las condiciones para actuar de forma rápida cuando este ya está desatado.
-En el último tiempo ha surgido una serie de proyectos inmobiliarios que instalan grandes edificios en los cerro,  ¿hay claridad de si esas construcciones cuentan con el debido resguardo frente a estos accidentes?
-Los edificios de gran magnitud no son construcciones informales y responden a una normativa chilena que es bastante buena comparada con los estándares internacionales. Podemos presumir que los edificios en sí mismos cumplen con toda la normativa. Distinto es la relación de esas torres con el resto de la ciudad, respecto de las vías de acceso. Es posible que algunos de estos edificios, si bien no fueran vulnerables a un incendio, sí es probable que sus habitantes tuvieran dificultades para escapar de ahí, tal como le pasó al resto de los porteños.}


Gentileza del mostrador de Chile
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