Agustín Edwards Eastman |
El rol
clave de los Edwards en la Guerra del Pacífico y el conflicto que arrastran
Chile y Bolivia
Según "Una biografía desclasificada del
dueño de El Mercurio: Agustín Edwards Eastman", de Víctor Herrero
La demanda de Bolivia contra Chile en la
Corte Internacional de La Haya tiene su origen en la denominada "Guerra
del Guano y el Salitre" de 1879, en la que Chile “adquirió” el territorio
de Antofagasta, el cual era boliviano y le daba salida al mar a dicho país. La
guerra se inicia luego de que Bolivia decidiera implementar un impuesto a la
extracción de salitre en sus tierras, por parte de empresas extranjeras, una de
las cuales era la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, de la que
la familia Edwards era dueña de más del 40%.
El fallo de la Corte Internacional de la
Haya de la semana pasada –en el que por 14 votos contra 2 decidió declararse
competente ante la demanda marítima presentada por Bolivia contra Chile– trajo
consigo múltiples celebraciones y una declaración de victoria por parte del
país vecino, mientras que en nuestro país la Presidenta Michelle Bachelet fue
tajante en decir que "Bolivia no ha ganado nada" y que la soberanía
de nuestro país no está en juego.
Es así como a 136 años del origen de ese
conflicto, en La Guerra del Pacífico, no se logra llegar a un acuerdo respecto
a la demanda de Bolivia, que indica que tiene derecho a una salida al mar, a
pesar de que perdió el territorio en dicha cruzada, la que es conocida como "Guerra
del Guano y el Salitre", ya que se inicia luego de que Bolivia decidiera
implementar un impuesto a la extracción de salitre en sus tierras, por parte de
empresas extranjeras, una de las cuales era la Compañía de Salitres y
Ferrocarril de Antofagasta, de la que la familia de Agustín Edwards era dueña
de más del 40%.
Esta es la historia de cómo Agustín Edwards
Ossandón –bisabuelo del actual dueño de El Mercurio– jugó un rol preponderante
de "lobby" político y empresarial para que se desencadenara la Guerra
del Pacífico, la que es relatada en Una biografía desclasificada del dueño de
El Mercurio: Agustín Edwards Eastman, de Víctor Herrero.
Edwards
Ross el bisabuelo de la impronta político-empresarial y de medios
"Agustín Edward Ossandón fue el creador
de la inmensa fortuna de los Edwards, pero fue su hijo Agustín Edwards Ross
quien catapultó a la millonaria familia de provincia hacia los más altos
círculos del poder político y social chileno", así describe Víctor
Herrero, en su biografía desclasificada del dueño de El Mercurio, al bisabuelo
de Agustín Edwards Eastman y segundo Agustín de una dinastía que comprendió
perfectamente el juego unificado entre el dinero, la política y los medios de
comunicación.
Según el libro, Edwards Ross, "El
cucho", fue quien se dio cuenta de que "el mundo político no solo
servía para articular los intereses económicos de su familia, sino también para
ganar prestigio (...) la generación de los primeros herederos ambicionaba ya no
solo riquezas, sino poder".
"En pocos años, este nuevo Agustín
Edwards se convertiría en uno de los principales protagonistas en tres grandes
acontecimientos históricos que, hasta cierto punto, repercuten hasta nuestros
días: la Guerra del Pacífico de 1879, la Guerra Civil de 1891 y la creación de
una prensa moderna y con una influencia nunca antes vista en el país",
agrega Herrero.
De acuerdo al texto, la generación de los
financistas y banqueros que se enriquecieron gracias al auge de la minería de
mediados del 1800 "ejercía una enorme influencia sobre el aparato fiscal y
el Gobierno del país, pero lo hacían preferentemente desde las sombras".
Es más, Agustín Edwards Ossandón –el primero de la dinastía– fue electo
diputado por Valparaíso en 1891, pero no ejerció su labor parlamentaria, ya que
el fin era acceder al fuero parlamentario, "que los protegía de
investigaciones judiciales".
En cambio, Agustín Edwards Ross, militante
del Partido Nacional, da un giro a esta tónica, desde joven tenía otra visión,
por lo que fue quien por primera vez esbozó la filosofía política y económica
que ha marcado a su familia y de cierta manera el destino de Chile: la riqueza
se genera por el esfuerzo individual, el Gobierno debe garantizar la libertad,
"que promueva este impulso empresarial" y que el Estado debe garantizar
el orden legal para que se desarrollen los negocios.
Además, los elementos de la "ética
protestante y espíritu del capitalismo" están muy presentes en estos
discursos de Agustín Edwards Ross. "Dios ayuda a los que se ayudan a sí
mismos", fue el título de una de las exposiciones que realizaba en la
época en distintas escuelas.
Rol
desencadenante en la Guerra del Pacífico
Un año después de la muerte de su padre, en
1873, Edwards Ross tuvo un papel fundamental, hasta "desencadenante"
de la Guerra del Pacífico. Ese año asumió la presidencia de la "Compañía
de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta", de la cual su familia tenía
el 42% de las acciones. "Agustín Ricardo, de veintiún años, envió a un
emisario a La Paz para gestionar con el Gobierno de Bolivia el reconocimiento
de los derechos y concesiones de esa compañía para explorar y exportar salitre
en amplias zonas de la región de Antofagasta que entonces pertenecía al país
vecino", lo que fue concedido, pero nunca ratificado por el Congreso de
Bolivia. Luego, en 1878, la Asamblea Constituyente boliviana aprobó sin
problemas el establecimiento de un impuesto de diez centavos al quintal de
salitre exportado, lo que desencadenó la ira de los empresarios chilenos, entre
ellos Edwards.
La Compañía de Salitres y Ferrocarriles de
Antofagasta se negó a pagar este impuesto, 9 meses después el prefecto de
Antofagasta ordenó la aprehensión del gerente general de la empresa de Edwards,
estando solo dos meses detenidos. Pero no todo estaba zanjado, en enero de 1879
La Paz aprobó un decreto para confiscar los bienes de la empresa y anunció el
remate de estos, con lo que las faenas de Salitres y Ferrocarriles de
Antofagasta se detuvieron. En paralelo, el Gobierno chileno de Aníbal Pinto
también desplegó sus cartas. Los empresarios llevaban tiempo presionándolo para
que interviniera, aunque un conflicto fronterizo mantenía la atención de las
autoridades nacionales, pero la posibilidad de un remate de una empresa chilena
levantó las alarmas y el presidente envió al buque Blanco Encalada a las costas
de Caldera. Cuatro días después, este ancló en Antofagasta.
En paralelo el representante en Chile de
Gibbs & Sons –también dueños de la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de
Antofagasta– escribió a sus superiores en Londres, con el objetivo de dar a
conocer la estrategia zanjada tras una reunión de accionistas. En la misiva se
recomendaba "gastar algún dinero para estimular a periodistas en los
diarios para que publiquen artículos de naturaleza patriótica", lo que
efectivamente ocurrió –como relata el libro– y en los diarios El Ferrocarril y
Los Tiempos se publicaron textos de corte nacionalista.
Finalmente la jugada política y militar de
Chile llegó, y justo cuando la Compañía de Salitres y Ferrocarriles iba a ser
rematada en Antofagasta (14 de febrero de 1879) las tropas chilenas
desembarcaron en el puerto de dicha ciudad. De esta forma, Agustín Edwards Ross
salvó a su empresa de ser rematada y fortaleció su poder económico y de
manipulación política.
Dos semanas después del arribo en
Antofagasta, Bolivia, junto a Perú,
declaró la guerra a Chile. "El conflicto bélico duraría un poco más de
cuatro años y causaría unos catorce mil muertos", detalla el libro.
Pero el accionar de Edwards y las conexiones
del mundo político con el sector económico eran evidentes. Según Víctor
Herrero, "llama la atención que tres de los cinco ministros que
conformaron el primer gabinete de guerra chileno eran accionistas minoritarios
de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta. Ellos eran Antonio
Varas, ministro del Interior; Domingo Santa María, ministro de Relaciones
Exteriores, y Jorge Huneeus, ministro de Justicia".
Otra operación que es develada por el libro
es que, pocas semanas después de que estalló la guerra, apareció ante el
notario de Antofagasta el estadounidense Charles C. Greene, el nuevo gerente de
la Compañía de Salitres y Ferrocarril", ¿el objetivo? Pedir el permiso, a
nombre de 21 empleados de la empresa, un permiso ante notario para explorar yacimientos
en la zona ya ocupada por Chile. Luego fueron inscritas "51 tacas de
salitre a nombre de los empleados", los que no pagaron nada por el
procedimiento y que el siguiente año cedieron sus derechos a la Compañía de Salitres y Ferrocarril, de la
cual Edwards Ross era director.
Treintaiún años después la operación salió a
la luz: un civil levantó una denuncia por posible fraude al fisco, pero este no
se hizo parte y, ya en la Corte Suprema, la
Compañía de Salitres y Ferrocarril contrató como abogado a Luis Barros
Borgoño, ex relator de la Corte y quien luego sería Vicepresidente de la
República, el que finalmente hizo que la empresa ganara la demanda, esto a
pesar de las repercusiones mediáticas y de protestas obreras. El fallo era
descrito "como un ejemplo de cómo la oligarquía y el Estado confabulan
para favorecer los intereses de los grandes empresarios", relata la
biografía.
Es a raíz de estas operaciones que
"Agustín Edwards Ross sacó dos lecciones valiosas del conflicto de 1879.
La primera era que las guerras victoriosas son un negocio muy rentable y, la
segunda, que la prensa es un factor clave en formar una opinión pública
favorable a los intereses propios".
El segundo aprendizaje fue fundamental para
la política comercial de la familia Edwards: para generar una real influencia
en el país había que mezclar los intereses políticos con los económicos y la
"herramienta crucial para lograrlo era la prensa", escribe Herrero.
Es así como en 1882 Edwards Ross compró el diario La Época y luego, en 1882 o
en 1884 –no está clara la fecha– compró El Mercurio de Valparaíso.
"Con el término de la Guerra del
Pacífico, Agustín Edwards Ross emergía como una de las figuras más poderosas de
Chile. No solo había logrado expandir la vasta fortuna familiar, sino que
ejercía también una enorme influencia empresarial y política. Los Edwards, que
habían hecho fortuna en las inhóspitas y polvorientas ciudades y pueblos del
Norte Chico, se instalaban ahora cada vez más cerca del centro mismo del
poder", señala la biografía desclasificada del dueño de El Mercurio.
Es así como el joven Agustín Edwards Ross,
de 21 años, bisabuelo de Agustín Edwards Eastman, el actual dueño de El
Mercurio, cumplió un rol fundamental en la denominada Guerra del Pacífico, la
que dio origen a la pérdida de la salida al mar de Bolivia y que hoy tiene a
Chile enfrentando un juicio ante la Corte Internacional de La Haya, el que
podría durar hasta cuatro años más.
Gentileza de elmostrador.cl
1 comentario:
Muy ineresante el resumen del libro de Víctor Herrero. Es una forma de atribuir honores a los saqueadores. Pienso mal, pero este sistema no enseña otra cosa. El derribo de las dos torres que entregaron el motivo político "del terrorismo" para que los capitales internacionales destruyesen a los países petrolíferos que mantenían una actitud insumisa a los monopolios internacionales -y no volviesen a osar ponerse a la misma altura- constituyen la proyección actual de las actitudes de la "Guerra del Guano".
Lo que resta es organizarse para cambiar el contenido de la convivencia actual, en la cual el beneficio empresarial es la medida de todas las cosas, y sea el de la convivencia en y para el bien estar de las personas. Si nos situamos en el punto de partida de la pervivencia de la Especie, pacíficamente, entenderemos de qué estamos hablando en el 15M de España.
Un besoabrazo, Erensto 15M
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