lunes, 10 de octubre de 2011

La poesía nos enseña a ser libres

Aristóteles dijo en un reportaje: …“ la poesía nos enseña a ser libres”...esta tarde en el Centro de la Cooperación rindiendo un homenaje a su memoria vivimos la experiencia de la libertad.
Recordar a un poeta es entrar en el universo de sus palabras, es la travesía de una vida la que se nos expresa en cada verso ,en cada estrofa, es también temporalidad, porque los poetas, y eso era Aristóteles son la expresión de un tiempo, una identidad forjada en la acción y el compromiso con la palabra.
La poesía nace para ser leída, es donación, es entrega, es la que encuentra ese prístisimo tesoro que nos acaricia, refleja nuestras emociones, nuestros más profundos sentimientos. Uno de sus primeros libros “La guitarra de mis sueños”, abre sus descoloridas páginas y leemos:
“…Estar enamorado significa adueñarse de las noches y los días, alegrarse de que la vida sigue siendo vida”…
…”.Amar es cortarse las venas con una espada de rosas y dejar que el viento cure las heridas”…
Se profundiza el silencio cuando aparece el amor, el dolor, el acto de valentía de los enamorados, la etapa nerudiana de Aristóteles.
Prisionero en la Isla de Dawson, el más joven, su poesía es testimonio de la tortura y la muerte, de las vejaciones y sometimientos que la dictadura militar chilena imprimió en los cuerpos. Las palabras, son "ese canto de amor en medio de la muerte", así la poesía de Aristóteles rescata del olvido a los que no sobrevivieron, alivia el dolor en la tortura, se convierte en un puente para los que no pueden llorar, en una mano que se extiende para atravesar el recuerdo del horror, interpreta esperanzas, deseos, es el registro y la síntesis de las vivencias de una generación. Es testimonio de la injusticia y universaliza así el capítulo más amargo en la historia de su querida patria.
“Viajamos
por un camino pantanoso que me pareció
una larga carretera con destino a la muerte.
Un camino con piedras y soldados”

“¿Qué será de Chile a esta hora?
¿Veremos el sol mañana?
Se escuchan voces de mando y entramos a un callejón
esquizofrénico que nos lleva al Campo de Concentración,
se encienden focos amarillos a nuestro paso,
las ventanas de la vida se abren y se cierran”…
Que es entonces lo que sentimos cuando nos disponemos a leer su poesía: la existencia vital catalizadora de una época, la sensibilidad en el horror de la injusticia, ese faro luminoso en medio de tanta oscuridad.
Su palabra creadora es una expresión del mundo, de nuestro presente, es en el poeta donde florecemos, es en el poeta donde nos permitimos la emoción y el llanto, es él Aristóteles España quien hoy nos libera con su voz de nuestras pequeñas luchas cotidianas:
“Qué es el presente? me decía un estudiante de la ciudad de Buenos Aires
puede ser una casa, o el beso de la mujer que amas….
El presente es una montaña llena de mar y todo el océano pacífico
está en la montaña y de todas partes sale sangre y besos”…

Leemos uno de sus últimos poemas:
“El miedo aparece como una canción chilena, uruguaya o de cualquier lugar,
sólo te dice: hola persona, hola gato,
y el miedo se vuelve artista de circo,
se ilumina puede inclusive hasta escribir un poema…
El miedo puede tener nombre de poeta, de músico,
el miedo puede ser cualquier presidente del mundo….
Ellos, algunos amigos no tienen miedo porque son aburridos
y tienen paz y no vértigo….
Vencer el miedo decirle chao, adiós
y entrar al infinito como un ajedrez de metáforas,
y ayudarlo,
para que el miedo no tenga miedo”…
-El miedo... esa palabra que nos paraliza, que se repite infinitas veces en su poema , esa palabra tan difícil de pronunciar, miedo compañeros, miedo… su último acto de libertad , decir miedo no es una derrota es el haber podido vencerlo , allí ,en su último acto creativo, parido desde sus entrañas .Donde muere la palabra mata los miedos que detuvieron a Chile, su última y más difícil revolución , atravesar el vértigo matar sus miedos compañeros, los nuestros de cada día, fue tan capaz y valiente! otra vez faro de luz que nos cobija. Depende de nosotros alumbrar esa palabra, ese compromiso. La sangre derramada de Aristóteles es el fuego que nos enciende, nos cede las antorchas el joven poeta, el maestro, el militante, el presidente de la federación de estudiantes, nos libera del miedo para que manos viejas, jóvenes despierten al pueblo de Chile y hagan posible un mañana mejor. En la sala Giribaldi, finaliza nuestro homenaje, pequeño, íntimo y universal, profundo, cargado de sentidos como la belleza y el coraje de su poesía.


Valentina Mistral


catedralibreallende@gmail.com

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