"Yo soy un muchacho de barrio que le gustan los libros- me comentó Elvio, una noche mientras compartíamos una mesa habitada por tazas de café y cigarrillos. Es cierto, gustaba de los libros, de la compañía de sus amigos y de todo lo que sucedía en su idea llamada Gandhi.
Elvio tenía el don de convocar. Gandhi siempre era evento. Lo pequeño del espacio y la proximidad nos hermanaba. Nos reconocíamos; sabíamos del otro. No era extraño poder hablar de cine con Fogwill, de política con Caparrós o de poesía con Noy. Lo bello era lo distendido de las situaciones.
Varios meses antes de su fallecimiento encontré a Elvio en el subte. Conversamos un rato. “Como me gustaría volver a esa Gandhi” le comenté con algo de nostalgia,” ya pasó- dijo en forma pausada, - ese fue otro tiempo”.
Semanas más tarde, el muchacho enamorado de los libros, asumiría como director de la Biblioteca Nacional.
Gracias a la gestión de Elvio hoy Gandhi gravita en nuestro universo de manera singular. Algunas personas encontraron allí el libro que buscaban; en mi caso personal encontré a mi entrañable amigo Salvador que, cariñosamente, me ha invitado ha recordar aquellos momentos en estas breves líneas.
Victoria Viola.
(Obrera visual)
27 de febrero de 2009.
catedralibreallende@gmail.com
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