La
desvergüenza de los medios colombianos y latinos con Maduro y Venezuela
Gloria Gaitán[1]
Hoy, 31 de julio de 2017, me encuentro con
un titular que retrata la completa falta de respeto a la verdad de ese diario
corrupto que es El Tiempo, con un manejo de la opinión pública que,
desafortunadamente, come cuento.
Titula ese diario de mala fe: “A sangre y
fuego impone Maduro su Constituyente”. Solo los incautos pueden aceptar que la
sangre y el fuego se la achaquen a Maduro, cuando fue la oposición, apoyada por
Trump, por Rajoy y por Macri –para solo mencionar a tres especímenes defensores
del capitalismo voraz– la que armó barricadas para sabotear las elecciones a la
Constituyente.
¿Por qué lo más rancio de la reacción
mundial le tiene tanto miedo a la Constituyente? Porque de allí pueden salir
malos ejemplos para el resto de los pueblos agobiados por el capitalismo,
reaccionario y explotador.
Primero, los candidatos a constituyentes no
fueron escogidos por los partidos sino por organizaciones sociales. Por eso la
oposición no quiso participar en esas elecciones, porque es un peligrosísimo
ejemplo, que destruye el modelo de democracia burguesa que impera en los países
capitalistas. La deslegitimación de los partidos es el fin de la herramienta
usada por los capitalistas para transformar la democracia en clientelismo.
Segundo, las organizaciones campesinas
presentaron candidatos que ya han dicho que convertirán en un principio
constitucional la prohibición de las semillas transgénicas. ¡Horror, ha gritado
Monsanto! porque se les acaba así la eliminación en que vienen empeñados de las
semillas naturales para sustituirlas por semillas intervenidas y registradas,
que dañan la salud humana y animal y arruinan al campesino medio y pequeño,
fortaleciendo los monocultivos latifundistas.
Tercero, porque el gremio de los farmaceutas
y los químicos, que no son dueños de laboratorios,
elevarán a principio constitucional la eliminación de las patentes químicas que
han convertido la salud en un negocio corrupto y monopólico. ¡Horror, grita
Bayer! porque se les acaba el enriquecimiento ilícito que vienen cometiendo con
la complicidad de médicos y funcionarios del sector salud, corrompidos con la
plata que les pagan los grandes laboratorios.
Cuarto, el antimonopolio quedará consignado
en la Constitución como un hecho prohibido gracias a las gestiones que
adelantarán los medianos empresarios que han sido electos constituyentes.
Porque, actualmente, ¿quién controla lo que comemos? Los monopolios benefician
a las corporaciones, no al público y refuerzan el poder y la influencia política
de esos monopolios en el manejo de la política para decidir sobre el mercado.
Quinto, los gremios de periodistas no dueños
de medios de comunicación, que no están al servicio de los grandes cacaos
dueños de éstos, tienen ya sus representantes en la Constituyente y allí podrán
incluir normativas para que la transparencia, la verdad y la equidad sean la
norma imperante en el ejercicio de la libertad de prensa.
Y no sigo, porque cada gremio, cada grupo
social, podrá establecer normas constitucionales que defiendan el interés
público. No solo eso, la ciudadanía también podrá presentar propuestas, porque
los constituyentes no son “representantes” de los electores, y por ello la
ciudadanía podrá participar en forma directa. ¡Qué miedo para nuestros
congresistas si el pueblo colombiano se contagia de esta nueva forma de
democracia!
Ahora bien. El pueblo venezolano se comportó
como héroe en estas elecciones. Ahora se exige que, como anoche se lo decía
directamente el pueblo a los dirigentes, que estos sepan responder al
ejemplarizante papel que desempeñaron las bases chavistas, que han dado ejemplo
de grandeza y de consciencia.
[1] Hija del
revolucionario Jorge Eliécer Gaitán, líder del Partido Liberal Colombiano,
tenía 10 años cuando este fue asesinado el 9 de abril de 1948. En Bogotá
estudió en la Universidad de los Andes Filosofía y Economía. Fue asesora
económica del presidente de Chile Salvador Allende desde enero de 1973 hasta el
día del golpe de Estado. Gloria Gaitán mantuvo una relación sentimental con Salvador
Allende, que ella misma reconoció en 2007 al revelar que había dejado Chile
llevando en sus entrañas un hijo del mandatario chileno, que no llegó a nacer. Entre
1982 y 1993 dirigió el Centro Jorge Eliécer Gaitán, adscrito al Ministerio de
Educación y un año después se postuló a la Presidencia de la República como
precandidata del Partido Liberal. En 2003 y 2006 se postuló infructuosamente a
la Alcaldía de Bogotá y a la Cámara de Representantes, respectivamente.
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