En
pocos días han detenido a Julio De Vido, Amado Boudou y han
condenado a Luis D´Elía a cuatro años y ocho meses de prisión.
A De
Vido se le quitaron los fueros de una manera vergonzosa, ya que no
había sido ni siquiera llamado a indagatoria en las causas por las
que se lo acusa. El peritaje sobre el cual se fundamentó una de las
causas no sólo no fue contrastado con ningún otro, sino que incluso
ya se ha imputado por falso testimonio al autor del mismo, David
Cohen.
El
desafuero llevó a que se me cayera la imagen de dos políticas:
Myriam Bregman, de quien hubiera esperado una actitud ética -ya que
ha trabajado en derechos humanos y es una abogada con una formación
sólida- y de la diputada María Emilia Soria, cuyos discursos
encendidos en la defensa de causas justas, habían ganado mi
admiración. No me hablen de principismos quienes son capaces de
enviar a prisión a una persona antes que soportar las presiones
sociales.
Hubiera
sido loable que los compañeros de su fuerza bajaran al recinto a dar
el debate. No importa que tuvieran quorum quienes votaban el
desafuero, se podía manifestar allí la persecución política y lo
ilegítimo del procedimiento.
Amado
Boudou siempre estuvo a derecho, presentándose a declarar
semanalmente, cumpliendo todos los requerimiento legales y no existe
condena en ninguna causa.
El
Poder Judicial ha demostrado que lo establecido por la Ley no cuenta
en estos casos.
Luis
D´Elía es condenado por un hecho ocurrido hace 14 años, es decir,
que estaba prescripto. Se trató de una protesta en una comisaría
porque demoraban la detención de Juan Carlos Duarte, vinculado al
narcotráfico y además responsable del asesinato de Cisneros, un
militante allegado a
D´Elía.
Después de esta protesta el narco fue detenido y condenado a 17 años
de prisión. El desalojo de la comisaría se realizó sin violencia y
sin víctimas.
Lo
que se está condenando es el derecho a la protesta.
Esta
persecución judicial a los militantes comenzó con Milagro Sala, que
aún se encuentra en prisión, en directa oposición a lo dispuesto
por la CIDH.
Si
no nos acompañamos y defendemos, confundimos a la gente.
Hace
unos años, muchas veces escuchamos en las calles, comercios, a
compañeros de trabajo o vecinos, repetir ataques de los medios hacia
el gobierno kirchnerista y muchas veces callamos para evitar una
discusión o enfrentamiento. Sin proponérnoslo, permitimos sostener
la confusión generalizada. Hoy, cuando no sostenemos a los
compañeros, muchos pueden entender que también los consideramos
culpables.
No
estoy confirmando inocencia o culpa en cada causa. Lo que es claro,
es que hasta el momento no han sido condenados. Y que la defensa de
la democracia y la república, implica que no vayan presos por
indicación de la prensa.
También
es verdad que si el día de mañana se demuestra que sólo se trató
de persecución política sin más, no estuvimos a la altura de las
circunstancias y lo que es más grave, serán muy pocos quienes estén
dispuestos a ejercer cargos públicos en gobiernos populares. El
mensaje es muy claro. No se trata sólo de distraer a la población
de las medidas económicas que se están tomando. Es más trágico:
se trata de disciplinar a los políticos que de acá en más puedan
llegar al poder en nuestro país, de mostrarles lo que puede pasar si
no favorecen a los más poderosos, si sacan los pies del plato.
Si
queremos tener futuro, que el día de mañana existan representantes
dispuestos a defender los intereses populares, es preciso que sepan
que somos muchos los que estamos dispuestos a pelear contra las
injusticias.
Valeria
S.
"Conferencia
de prensa en defensa de la democracia - Eugenio Raúl Zaffaroni" 8/11/2017
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